La disminución auditiva puede presentarse en cualquier etapa de la vida ya que las causas son muy variadas.
Existen tanto factores genéticos como adquiridos que pueden contribuir a una pérdida de audición de distinto tipo.
Te contamos cuáles son:
Causas de hipoacusia conductiva
Los daños al oído medio y externo suelen deberse a alteraciones físicas como la introducción de un agente externo, la acumulación de cera, la aparición de tumores benignos o granos, tímpanos perforados, o malformaciones del oído. Estas no suelen representar daños severos y en la mayoría de los casos pueden ser curadas.
Causas de hipoacusia neurosensorial
{% trans «No es lo mismo hablar de hipoacusia neurosensorial en niños que en adultos, por lo que vale hacer una diferencia también en sus causas. La hipoacusia en los más chicos puede ser de carácter genético o adquirido.
Sus causas principales son:
Causas prenatales como infecciones maternas, utilización de drogas ototóxicas –que afectan al oído- por parte de la madre durante el embarazo, o anomalías heredodegenerativas.
Causas perinatales como el nacimiento prematuro, traumatismos de parto, meningitis bacteriana, incompatibilidad sanguínea con la madre o un peso inferior a 1500g.
Causas postnatales que se manifiestan después de los 28 días de nacido y se deben a factores como infecciones virales, bacterianas, traumatismos u otitis media.
En los adultos, la pérdida de audición puede tener otros motivos:
Presbiacusia: es el deterioro auditivo relacionado con el envejecimiento. Esta compromete principalmente a las frecuencias altas. La cóclea es la más afectada, aunque también puede presentarse un deterioro en otros niveles del sistema nervioso central, oído medio y nervios auditivos.
Ruido: la exposición a altos niveles de ruido puede resultar determinante en la pérdida de capacidad auditiva.
La socioacusia es aquella generada por la exposición a los ruidos de la vida cotidiana, y se suma a la causada por el envejecimiento. Esta representa un problema común en las grandes ciudades, donde la contaminación auditiva generada principalmente por el ruido del tráfico llega a niveles extremos.
El trauma acústico agudo se debe a un episodio aislado de exposición a un ruido intenso, como un estallido, una explosión o un traumatismo craneano.
El trauma acústico crónico es el deterioro causado por la exposición prolongada a ruidos proveniente de la industria –maquinarias, motores, explosivos-.
Fármacos: existen drogas que pueden dañar el oído interno. En general, la ototoxicidad está asociada a la dosis, pero hay otros factores que influyen en esta, como la susceptibilidad individual o la función renal y hepática.
Enfermedades metabólicas: como la diabetes, la hipoglicemia y el hipotiroidismo.
Hipoacusia súbita: es la pérdida repentina de la audición. No se conocen sus causas exactas, y sólo el 10% de las personas diagnosticadas tienen una causa identificable. En estos casos, se deben a infecciones, traumas en la cabeza, trastornos neurológicos o del oído interno, entre otros.
Enfermedad autoinmune del oído: representa una disfunción del oído interno generado por fenómenos autoinmunes. Si es tempranamente diagnosticado, puede ser mejorado con un tratamiento inmunodepresor.
Tumores o granulomas pueden ser causantes de Hipoacusias
Enfermedad de Meniere: se caracteriza por crisis de vértigo espontáneo. Produce hipoacusia que afecta a las frecuencias bajas.
Cómo detectar la hipoacusia
En niños y recién nacidos, la disminución auditiva puede generar dificultades en el desarrollo del habla y del lenguaje, el comportamiento, y la comprensión de contenidos educativos en el aula. En adultos, la pérdida de audición es frecuente ya que representa una consecuencia natural del envejecimiento, pero algunos factores del entorno pueden incrementar el deterioro. En ambos casos, es fundamental su detección temprana para evitar consecuencias irreversibles.
Es importante prestar atención a los síntomas de la pérdida auditiva para detectarla a tiempo y comenzar a tratarla. Estos incluyen una dificultad para oír en ambientes ruidosos, seguir conversaciones con dos o más personas, y diferenciar sonidos agudos entre sí. Además, quienes sufren esta condición suelen confundir palabras similares como “casa” y “tasa”.
Otros síntomas incluyen la escucha de zumbidos constantes, percibir sonidos como si fueran demasiado fuertes aunque no lo sean, o sensaciones de mareo o de presión en el oído. Sin embargo, a veces podemos autosugestionarnos y lo ideal es realizar algún tipo de test.
La importancia del diagnóstico de hipoacusia
Las personas que manifiestan los síntomas de la hipoacusia o presentan sospechas acerca de si efectivamente la padecen cuentan con una serie de herramientas de diagnóstico ejecutadas por profesionales para saber cuánto y cómo oyen. Los métodos más utilizados son:
La acumetría : analiza la calidad de la audición mediante la utilización de diapasones (barras metálicas que al vibrar producen un tono determinado). Las pruebas de Rinne y de Weber son las más usadas.
La audiometría: la prueba de audición más frecuente. Se reproducen para el paciente una serie de tonos de prueba, y este responde si los oye o no. Con la aplicación de uSound es posible realizar este test y conocer el estado de nuestros oídos.
La impedanciometría: examen objetivo que mide la resistencia que el oído medio opone a la propagación del sonido. Sirve principalmente para hipoacusias de conducción.
Especialistas en audiología remarcan la importancia de concientizar a la población sobre la necesidad de realizarse evaluaciones audiológicas periódicamente. Esta recomendación aplica especialmente a adultos mayores, a quienes tienen antecedentes familiares directos, y a hipertensos, diabéticos y quienes padecen de colesterol.
Cada paciente necesita una rehabilitación específica y podemos usar:
- Prótesis auditivas
- Implantes de conducción ósea
- Implantes electroacústicos
Pero el paciente no se rehabilita solo con estas prótesis e implantes, ya que es necesario que un profesional en terapia de lenguaje le enseñe por primera vez o nuevamente a escuchar.